Realizamos en el
horario de prácticas de la asignatura de Habilidades de comunicación en trabajo
social, una charla o intervención proporcionada por “Chusico” quién trato de
mostrarnos las ventajas de hablar en público, y como llegar a descubrir que
somos buenos comunicadores.
Comenzamos la actividad, con una pregunta muy simple, “¿cómo de comunicativo crees que eres?”,
aunque todos nos puntuamos, nadie pensó en alcanzar la máxima nota con el 10, y
Chusico nos dejó claro que todos somos 100% comunicativos. No solo comunicamos
hablando, sino que transmitimos también con la expresión facial, corporal, etc.
Chusico realizó una sesión en la que, a la vez que nos iba
haciendo reflexionar sobre perder el miedo a hablar en público y expresarse
libremente sin temer a las opiniones de los demás, nos hacía interactuar y
participar en la clase.
Podríamos decir que trató de transmitirnos las claves para
perder el miedo. Uno de los consejos que nos dio y consideramos útil, es en
cuanto a la expresión corporal: ver que transmitimos aunque no digamos nada y
que nuestro nerviosismo puede ser detectado fácilmente, pero debemos
sobreponernos a ello: “si te caes, cáete
fuerte”.
Otra de las dinámicas
que nos planteó, era acerca del éxito y el fracaso. Consistía en un juego muy
sencillo en el que podíamos coincidir con el compañero o no, en los
movimientos. Considerábamos éxito cuando coincidíamos entre nosotros y debías “celebrarlo”.
Con ello, se trataba de asumir lo que es el éxito y el fracaso de una manera
adecuada.
Siguiendo con esto, debemos entender el fracaso no como algo
negativo, sino enfocarlo de una manera más positiva, como algo educativo.
Para ello, realizamos
otra actividad, en la que debíamos aplaudir o abuchear a alguien. Por lo visto,
a la hora de abuchear o recibir abucheos era algo que nos costaba a todos, nos
daba pena o vergüenza y por ello éramos más tímidos al recibir y dar “rechazo”
o “fracaso”.
Ante estas situaciones podemos encontrar ambigüedades: dentro
de estas diferenciamos dos tipos de personas, aquellas que el abucheo o el
aplauso les hace cohibirse, y las que se vienen arriba (alegrarse o incluso
desarrollar una actitud desafiante) ante esto.
Los sentimientos y opiniones que fuimos experimentando en la
sesión, en los miembros del grupo fueron bastante similares ya que, comenzamos
con nerviosismo por la posible interacción y el hecho de que fuese una
actividad muy participativa (miedo a hablar en público).
Podemos decir que a medida que iba transcurriendo la clase, nos sentíamos
más cómodos y tranquilos, aprovechando así al máximo lo que Chusico nos quiso
transmitir.
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